A cuenta del boom de las redes sociales, llevo un tiempo preguntándome si la gente está haciendo un buen uso de estos canales de comunicación o si, por lo contrario, las redes sociales pueden acabar convirtiéndose en un serio problema para muchas personas. Hoy disertaré sobre esta cuestión.

Que las redes sociales nos abren al mundo de las relaciones no cabe ninguna duda. Gracias a ellas podemos entrar en contacto con personas que, de otro modo, jamás hubiéramos conocido. Esta es la parte positiva y desde aquí felicito a todos quienes saben sacar provecho de las oportunidades de relación que ofrece la social media. La parte negativa es que, a medida que aumenta nuestro número de contactos, solemos aumentar también el tiempo de dedicación a mantener conversaciones con ellos. Tiempo que debemos sacar de algún sitio, indudablemente; ¿de dónde? Generalmente lo retraemos de nuestra actividad «en la vida real» con el agravante de que solemos caer en la falsa ilusión de que estamos haciendo una buena tarea de cara a generar una poderosa agenda con la que poder establecer sinergias futuras.

Y aquí radica el problema: una cosa es la cantidad de contactos que tengamos y otra bien diferente la calidad de las relaciones que establecemos. Mi experiencia me dice que las relaciones virtuales tienen poco sentido si no se alimentan constantemente y, sobre todo, si no se «desvirtualizan». Mantengo que las redes sociales son un excelente canal para llegar a establecer contacto con personas muy interesantes pero que el éxito de esa relación pasa por llevar a la «vida real» esas relaciones, es decir, en quedar con quien sea posible dentro del entorno geográfico en el que nos movamos y charlar cara a cara con ellas.

Los que únicamente trabajen en el plano «virtual» acabarán descubriendo, más tarde o más temprano, que prácticamente todos los contactos logrados son tan efímeros como la propia información que encontramos en la red: hoy está ahí pero mañana ya desapareció. Y lo malo sucede cuando uno toma conciencia de que esto es así y descubre que todo el tiempo dedicado a las relaciones sociales fue en detrimento del tiempo no dedicado a las relaciones «reales», de tal modo que ya no tenemos ni lo uno ni lo otro: hemos creado unos contactos virtuales de poco interés desde el punto de vista cualitativo y hemos descuidado los contactos personales que tanto nos interesaba mantener.

En definitiva; con este mensaje intento transmitirles la importancia de hacer un buen uso de estos canales de comunicación. Las redes sociales son tremendamente interesantes para acceder a personas valiosas que están dispersas por fuera de zona de influencia «real», pero una vez contactado con ellos hay que seguir esforzándose por llegar al trato personal de igual modo que hacíamos en el pasado. Si nos quedamos en lo virtual, mal asunto. Y si encima llegamos a tener la percepción de que ya estamos caminando en la buena dirección y cada vez nos separamos más del día a día «real», peor todavía.

Cordialmente

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