Recientemente se publicó en un medio de prensa de gran tirada un artículo sobre las personas más influyentes en Galicia en el ámbito del emprendimiento, una de las cuales resultó ser el socio fundador de esta consultora, Roberto Pérez Marijuán.

En su interior se destaca que el rol que nosotros llevamos a cabo en las startups es aportar conocimiento a los proyectos, algo que rompe los paradigmas que se tiene sobre el concepto de inversión, que casi siempre se vincula única y exclusivamente al aspecto económico. Pues bien, en base a la experiencia que llevamos acumulada en estos años podemos aseverar que la clave del éxito de prácticamente todos los proyectos emprendedores no depende tan directamente de la entrada de capital externo sino de todo lo que sucede a continuación con ese dinero, es decir, si se orienta eficientemente a labores «productivas», siendo la puesta en valor del producto en el mercado una de ellas.

Tenemos miles de ejemplos a nuestro alrededor que nos evidencian que la entrada de capital es un hito más dentro del camino hacia la comercialización, pero que si ese dinero no se aplica adecuadamente en el desarrollo de acciones que ayuden a alcanzar el éxito, no vale para nada y el proyecto se muere en el tiempo. Dentro de estas acciones, el desarrollo y la implementación de una acertada estrategia comercial es una de las partes más relevantes y crítica, y lo es porque, en líneas generales, la mayoría de los proyectos emprendedores tienen su fortaleza en el producto que presentan (o servicio) y en el equipo que fue capaz a desarrollarlo, pero en ese equipo se suele echar de menos a alguien con un claro perfil y competencias comerciales que sepan transmitir la propuesta de valor al cliente para motivarle a la compra.

En este ámbito es donde entra Suma Importancia. Cuando nos presentan un proyecto para que analicemos su viabilidad técnica, económica y comercial y este proyecto nos resulta atractivo, solemos proponer la entrada en el equipo para cubrir esas carencias comerciales tan relevantes para el evolución futura de la iniciativa. El término «vender» debemos hacerlo a todos los ámbitos: no siempre se empieza «vendiendo» al consumidor final, sino que previamente hay que vender el proyecto a un inversor que financie económicamente el lanzamiento, a los distribuidores, a los medios de prensa para alcanzar difusión y subir la reputación, o incluso al público en general a través de alguna plataforma de crowdfunding.

En definitiva, nuestra capacidad de influencia en el desarrollo de iniciativas emprendedores se relaciona directamente con ocupar este espacio dentro de los proyectos durante un tiempo pactado, agregando nuestro know-how en el área comercial que se quedará dentro del proyecto cual si de una inversión económica se tratara. Les deseamos mucha suerte a todas las iniciativas que hemos mentorizado en estos casi cuatro años de intensa actividad y animamos a todos aquellos que creen que tienen algo que aportar, que no duden ni un segundo en validar sus propuestas para ver si son susceptibles de convertirse en su modo de vida. Para ellos será una experiencia muy enriquecedora y la sociedad está necesitada de personas con capacidad para aportar soluciones que mejoren nuestra calidad de vida.

Atentamente

JJRomero