Cuando los cambios son progresivos uno pierde la perspectiva de lo que está sucediendo. Es necesario pararse unos segundos, echar la vista atrás y ver todo lo que fue pasando silentemente, casi de modo imperceptible, para darse cuenta de lo mucho que evolucionaron las cosas; hoy voy a hacer ese ejercicio de observación.

Primero.- ¿se dio usted cuenta de que las autopistas de peaje ya introdujeron tecnología para cobrar a los clientes sin necesidad de pararse en una cabina? ¡¡Qué comodidad!! Ahora bien… cuando esto se generalice, ¿qué va a pasar con el puesto de cobrador? ¿cuántos van a quedar?

Segundo.- ¿se dio usted cuenta que los supermercados están haciendo pruebas con cajas en las que el propio cliente tiene que pagar su compra? Y cuando este se generalice… (léase lo de más arriba)

Tercero.- ¿cuántas compras realizó usted desde casa en el último año? Entradas de cine, pizzas, artículos de electrónica….; en consecuencia, ¿cuántos puestos de dependiente están desapareciendo por culpa de que el cliente ya gestiona directamente los pedidos, sin hablar con nadie?

Cuarto.- ¿cuántas operaciones bancarias realiza usted mismo desde su casa o a través de cajeros sin necesidad de pedírselo a ninguna persona? Infinitamente más que las que realizaba hace, tan solo, cinco años.

Y podría seguir poniendo ejemplos de este tipo hasta hartarle de leer, cosa que no quiero hacer. La conclusión es que estamos ante una nueva revolución que en este caso no es «industrial»: es «tecnológica». La tecnología está sustituyendo puestos de trabajo del mismo modo que la maquinaria lo hizo hace varios siglos; de modo progresivo e imparable. Todo esto sucede a nuestro alrededor y casi ni nos damos cuenta. Muchos de los puestos de trabajo que conocimos «de toda la vida» están comenzando a ser eliminados y reemplazados por tecnología que manejamos los propios clientes. Y lo peor es que a nosotros nos gusta hacerlo, por lo que todavía queda un largo camino por andar. Nos gusta hacer la compra cómodamente desde casa, nos gusta gestionar nosotros mismos nuestras cuentas bancarias, nos gusta hacer los trámites administrativos a golpe de click, etc. etc. etc.

Estamos en un momento espectacular desde el punto de vista de la evolución: las máquinas ya escriben por nosotros, nos escuchan y entienden lo que les decimos, actúan… Todo esto pasa a nuestro alrededor y al mismo tiempo que muchas personas sueñan con volver a ocupar puestos de trabajo similares a los que tenían antes de estallar esta tremenda crisis económica.

Mi mensaje de hoy pretende ayudarles a tomar conciencia que la vida pone una música y que los ciudadanos tenemos que bailar a ese ritmo. No sirve de nada negar la evidencia y luchar por volver al status del pasado. La revolución industrial eliminó cientos de oficios y creó otros nuevos, y me temo que esta nueva revolución tecnológica va a hacer exactamente lo mismo. Perdón… ¡¡ya está haciendo lo mismo!! Nos guste o no, «esto va a cambiar mucho, mucho, mucho». Sería bueno que usted dedicara los próximos minutos a tomar una decisión vital: ¿se suma al cambio o se queda en dónde está? Usted mismo.

Un cordial saludo

JJ