Coincidiendo con la enésima huelga en favor de la educación pública, se me viene a la cabeza un comentario escuchado días atrás en un evento sobre la sociedad 2.0 en la que llevamos ya unos cuantos años metidos:

el 40% de los niños de EE.UU. acuden a clase con un I-pad

Dicho así uno puede pensar que lo importante de este hecho es el avance tecnológico que se evidencia, pero en el trasfondo de la cuestión hay otro hecho infinitamente más relevante: un cambio en el modo de educar a las personas.

Me pregunto: ¿cuánto tiempo vamos a tardar en darnos cuenta en este país que ya no es necesario ir al colegio para adquirir conocimiento? El conocimiento está presente por todos los lados, a golpe de click. En países como EE.UU. ya cayeron de la burra hace años y se percataron que el éxito en el futuro dependerá de la capacidad de las personas para cribar y usar adecuadamente la ingente información que nos rodea, y por eso el enfoque que se está dando a la formación en aquel país es descaradamente práctico. Los niños llevan el conocimiento en un dispositivo de unos pocos centímetros de grosor, (artilugio en el cabe infinitamente más información de la que los profesores pueden aportarles) y el objetivo pedagógico consiste en capacitarlos para ser capaces de «construir conocimiento» a partir de los datos disponibles «en el universo», algo que se convertirá en el día a día de esos futuros alumnos cuando alcancen su edad para trabajar o cuando tengan que ir a las universidades.

Y ahora reflexionemos sobre el modelo educativo que tenemos aquí, sea de un partido o del contrario; da igual. Sigue consistiendo en ir a las aulas con una mochila cargadas de libros, algunos de ellos con un claro sesgo ideológico, y el objetivo es meterse en la cabeza tema por tema todo el contenido de esos tochos. Si algún niño se sale del carril trazado y pretende avanzar por su cuenta en el manejo de ordenadores (en su casa, estoy hablando), nada de lo aprendido podrá trasladar a su colegio. Allí se topará con una buena parte de profesores que saben menos que él del manejo de powerpoint o word y no se le permitirá entregar ningún trabajo en otro formato que no sea el papel en blanco con unos trazos de bolígrafo por encima. Quizá este comentario merezca sus excepciones, afortunadamente, pero no nos quedemos con la anécdota y veamos la generalidad del funcionamiento del sistema. Un sistema que carece de medios tecnológicos y que inhibe las capacidades de los alumnos. ¡¡Excelente panorama!! (léase con sorna).

Y este es el triste futuro que estamos construyendo. Niños que van al colegio a aprender conocimientos y no a desarrollar habilidades para gestionar la información. Solamente aquellos alumnos que tengan el suficiente apoyo por fuera y las ganas de querer recuperar el tiempo perdido en las aulas serán los que logren equipararse a los niveles de otros países. Y todo esto sucede al mismo tiempo que los responsables políticos se gastan nuestro dinero en Ipads que luego usan en los Parlamentos para jugar al sudoku o twittear gilipolleces. Para ellos sí que hay tecnología, faltaría más. Lástima que tanta innovación que ponemos en sus manos tenga tan pobre traducción en bienestar para el país, y en particular para la formación de nuestras futuras generaciones. Así están las cosas.

Un cordial saludo