El miércoles estaremos en la Universidad de Ciencias Empresariales de Santiago de Compostela impartiendo una conferencia sobre motivación emprendedora. La pregunta que nos hicimos antes de preparar los contenidos fue: ¿qué les podemos contar a personas que -se supone- ya tienen dentro de sí la pasión por emprender? No desvelaremos aquí los contenidos de nuestra charla, pero sí profundizaremos en un aspecto que no siempre se tiene claro: ¿cuál es el camino correcto para ser feliz en la vida?

Hay dos respuestas totalmente contradictorias; la primera nos pone delante de aquellos emprendedores que tienen como finalidad ganar mucho dinero para posteriormente disfrutar de la vida. A priori no les faltan argumentos convincentes: si logran sacarse de encima la mayor fuente de preocupación para muchísimas personas cual es la de tener garantizada una subsistencia, a partir de ahí pueden enfocar su vida a aquello que realmente les apasiona. Del otro lado tenemos a los que apuestan por el camino contrario; se enfocan a trabajar apasionadamente y creen que eso les traerá los recursos que necesitan para tener una vida desahogada. Y ahora viene la pregunta: ¿cuál de los dos grupos creen que es más feliz?

La respuesta es obvia: ¡¡los segundos!!. Los segundos disfrutan de su día a día desde el primer segundo, mientras que los primeros aspiran a saborear la vida… ¡¡cuando hayan resuelto el problema económico!! ¿Y eso cuándo va a ser? ¿A los 30 años? ¿A los 40? ¿A los 50? ¿A los 96? Es más; aquellos que ponen pasión y mimo a su trabajo trasmiten muy buen «feeling» a los clientes, que generalmente redunda en satisfacción y a su vez, en fidelización. Los clientes satisfechos con el trato recibido son menos mirados con el precio de los productos, lo que -para colmo- redunda en pingües beneficios para el aportante de tanto valor. La conclusión de todo esto es bastante paradójica: son aquellos que NO se enfocan a ganar dinero los que más dinero ganan. Y encima lo hacen disfrutando plenamente de su quehacer diario.

Del lado contrario tenemos a los que tenían en la mente una repetitiva cantinela: ganar dinero, ganar dinero, ganar dinero…; cuando caemos en esta dinámica solemos perder de vista ciertos aspectos «ÃƒÂ©ticos y estéticos» que condicionan los resultados: el cliente es un «medio» para lograr nuestro fin y esa distorsión genera actitudes frente a ellos que no suelen ayudar a su fidelización. Lo importante son las ventas porque eso es lo que suma el dinero que buscamos, y la fidelización del cliente pasa a un segundo plano. ¿Recuerdan haber estado sometidos a alguna estrategia agresiva por parte de algún vendedor y cómo eso les afectó en la percepción de la empresa que había detrás? Quizá ese vendedor haya logrado el resultado puntual que buscaba, ¿pero usted volverá a repetir compra en el futuro?

En fin; no era la intención profundizar en el asunto de las estrategias comerciales sino hacerles ver que el camino correcto para ser feliz en la vida (y en el trabajo) y además generar muchos ingresos económicos es enfocarse a hacer lo que a uno le apasiona y transmitir esa pasión a todos quienes tomen contacto con nosotros, empezando por los clientes. Si su intención es la contraria, esto es, generar dinero y a posteriori apasionarse con lo que le gusta, siento mucho decirle que probablemente usted está en el camino equivocado. ¿Le apetece cambiarse de bando?

Un saludo

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