EL PRIMERO. Con la llegada del euro «los aprovechados» vieron una excelente oportunidad para hacer caja: consistía en redondear al alza los precios de los productos (100 pesetas = 1 euro) y así reembolsarse una buena cantidad de dinero extra a costa del incauto comprador que todavía estaba despistado con la conversión y no tenía escapatoria posible. Esos aprovechados no cayeron en la cuenta de que ellos también eran clientes de otras empresas que habían hecho el mismo razonamiento, de tal modo que ese botín que estaban recaudando se les iba escapando poco a poco cuando pagaban el pan (el panadero también había redondeado al alza), la carne (idem), el café (idem), el periódico (idem), etc., etc., etc. Recibían la misma medicina que estaban dando y al final sólo lograron que los precios de todos los productos subieran una barbaridad sin que se sepa muy bien quién era el que definitivamente se estaba llevando la ganancia. Lo que entraba por un bolsillo se iba por el otro… y todos jodidos.

EL SEGUNDO. Pues bien, dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y parece que es verdad. Con el aplazamiento en el pago a los proveedores se repite la historia y el final es el mismo: ¡¡¡ todos jodidos !!! Se lo explico: resulta que los profesores de finanzas que nos daban formación para sacar adelante un negocio nos animaban a obtener liquidez en caja cobrando al contado a los clientes y demorando el pago a nuestros proveedores. De ese modo obtendríamos dinero contante y sonante durante determinado margen de tiempo que podríamos manejar a nuestro antojo, incluso sacándole rentabilidad financiera si fuera posible (eran otros tiempos). Llegó a ser tan descarada la aplicación de esta práctica que al final el Gobierno tuvo que crear la Ley de pago a proveedores fijando un tope de 60 días para la demora, cosa que algunos ahora llevan a rajatabla y, pudiendo pagar antes, lo retrasan hasta donde dice la ley; pero bueno, eso sería materia para otro post.

¿Por qué les decía que la historia se repite? Porque excepto en el comercio y contados casos más -en donde al cliente se le cobra al instante-, en los restantes negocios nuestros clientes nos aplican la misma medicina y nos retrasan el pago hasta donde les da la gana (somos sus proveedores, ¿no?), lo que hace totalmente inútil mi demora en el pago a mis proveedores, porque al no recibir ingresos al instante de mis clientes ya no alcanzo ese saldo de tesorería positivo que esperaba tener: mis clientes me pagan con retraso y para cuando haya cobrado ya tengo que afrontar mis pagos demorados, o dicho de otro modo, lo que me entra por un lado me sale por el otro. ¡¡Todos jodidos de nuevo!!: yo cobro tarde, mis proveedores también, los proveedores de mis proveedores exactamente igual… y tiren para atrás hasta donde quieran. Si todos entramos en el juego y hacemos lo mismo, el objetivo de ganar liquidez a costa de los demás se anula y entramos en una dinámica absurda que no aporta ningún beneficio a nadie pero sí nos perjudica a todos, lo cual nos debería hacer reflexionar sobre cuán estúpida es la especie humana por caer en estos «jueguecitos» con el dinero ajeno que no aportan más que perjuicios para todos.

Hasta aquí la reflexión que les quería traer, pero hay más: como nuestros valores personales (los de mi socio Roberto y los míos) nos impiden ser partícipes de esta mala práctica que no hace más que perjudicar a empresas que han realizado su parte del compromiso y esperan -con toda la razón- su contraprestación, decidimos ya hace bastante tiempo ser muy respetuosos con el dinero ajeno y no demorar ni un segundo el pago de las facturas a nuestros proveedores. Si les hemos elegido es porque sus servicios son de nuestra plena satisfacción y no podemos arriesgarnos a comprometer nuestra confianza ante ellos con idioteces de este estilo; se merecen ser tratados con todo el respeto del mundo y creemos que la mejor manera de hacerlo es pagando sus honorarios sin demora ninguna (siete horas es la media que estamos logrando desde que llega la factura, hasta que se emite la transferencia). Y para que alguno nos deje en evidencia si no lo cumplimos, hemos decidido hacer visible este compromiso a través de nuestros valores corporativos, algo de lo que nos sentimos muy orgullosos.

Un fuerte abrazo para todos y feliz verano. 🙂