Por alguna extraña razón que no atinamos a comprender, las personas tendemos a catalogar los cambios como algo negativo en nuestras vidas y los abordamos con un rechazo pleno y absoluto. Está claro que nos fuerzan a salir de nuestra zona de confort, pero eso no equivale a pensar que esa «exploración» por lo desconocido vaya a ser mala. Cuando menos, nos lleva a aprender cosas nuevas y a sentir emociones distintas. ¿Qué sentimos de diferente o qué aprendemos de nuevo cuando estamos inmersos en nuestra zona confortable? Absolutamente nada, lo cual es bastante penoso.
La siguiente pregunta que debemos hacernos es: dado que estamos juzgando acciones que todavÃÂa no acontecieron (el cambio), ¿qué datos objetivos tenemos para llegar a la conclusión de que será malo para nosotros? ¡¡Ninguno!! Ningún dato. Lo único que manejamos para llegar a tales conclusiones son las experiencias pasadas (propias o ajenas), nuestros prejuicios y nuestras creencias, muchas de ellas irracionales por no responder a evaluaciones lógicas. Trabajando sobre estas últimas cuestiones (prejuicios y creencias irracionales) eliminamos buena parte de las trabas que las personas ponen ante el cambio, o mejor dicho, logramos que sean más objetivos en la valoración del cambio y no se empecinen en pensar que todo cambio es negativo para la persona. Si es bueno o malo podremos decirlo a posteriori, pero hacerlo a priori es trabajar con una bola de cristal de funcionamiento perverso para nuestras emociones.
Dado que los prejuicios y las creencias son cuestiones muy personales que la gente tiende a ocultar (por vergüenza, por miedo, etc.), ¿cómo conseguir que aflore esta información en público, delante de compañeros de trabajo? Dense cuenta que si no sonsacamos esto, el trabajo de erradicarlas de su mente es imposible. Para esta tarea hoy utilizamos una nueva dinámica que dimos en llamar «las figuras de Carla» por tratarse de unas siluetas realizadas en arcilla por una niña de 10 años llamada Carla. En la foto pueden verlas:
Los resultados fueron espectaculares; de un modo muy divertido, las personas trasladaron a sus figuras su propia personalidad y «hablaron» por boca de los muñecos. Ya no eran los trabajadores los que estaban abriendo «sus entrañas» en público, sino que eran unas figuras que simulaban determinada profesión las que evidenciaban comportamientos que permitÃÂan vislumbrar una valiosÃÂsima información sobre quien las manejaba. Jugando con ellas y proponiendo ejercicios como cambiarse de rol y buscar razones para amar la nueva profesión, las personas fueron mostrando sus creencias y entrenándose para el cambio. En total hicimos 6 simulaciones de escenarios diferentes, y de cada uno de ellos sacamos importantÃÂsimas conclusiones sobre el comportamiento «natural» de las personas frente a los hechos planteados, algo que con seguridad, no hubiéramos podido sonsacar si hubiéramos trabajado directamente con los propios individuos.
La dinámica se usó como paso previo a la explicación técnica de la sesión (¿cómo vencer la resistencia al cambio?) y fue tan poderosa que muchos de los conceptos impartidos rápidamente los ejemplarizaron en el comportamiento previo de las figuras, quedando claro que las personas tenemos actitudes muy irracionales y limitantes que en nada nos ayudan al desempeño pero sàdeterioran nuestra salud emocional de modo muy severo.
En fin; esta fue parte de la emocionante experiencia vivida en la mañana de hoy gracias a una dinámica inventada «en una servilleta de un bar», que es como suelen cobrar vida las buenas ideas. Solo nos queda decirle que si su empresa está pasando por un proceso de cambio y tienen dificultades para implantarlo por culpa de la resistencia «innata» de las personas, desde aquànos ponemos a su disposición para estudiar la viabilidad para aplicar esta dinámica con sus equipos.
Cordialmente
JJRomero